Los gatitos recién nacidos son totalmente
dependientes de la leche de la madre hasta las cuatro semanas. Momento en que
triplican el peso del nacimiento y comienzan a despegarse un poco de la madre explorando. A partir de la cuarta semana se produce de forma gradual el destete
acostumbrándose poco a poco a sabores y texturas nuevas de los alimentos. Por
otra parte su sistema digestivo se adapta a los nuevos tipos de grasas, proteínas y carbohidratos.
Comienzan jugando y llevándose a la boca
los alimentos de la madre, sobretodo los húmedos, en trozos pequeños que sean
muy apetecibles y digestibles. Lo ideal para el destete es una alimentación de
concentración energética similar a la leche de la gata (que es el triple de las
necesidades de un adulto)
A las siete u ocho semanas la leche de la madre
sólo le aporta al gatito como máximo el 10-20% de sus necesidades ya que
ingiere principalmente alimento sólido, por lo que puede ser separado de su
madre alimentándose de forma independiente. Todavía sus necesidades energéticas
son muy altas, crecen con mucha rapidez si tienen a libre disposición alimento
apetecible y equilibrado. En general son capaces de regular perfectamente la
ingestión de alimento en función de las necesidades energéticas por lo que es
adecuado dejarles alimento a libertad. Los gatos pueden ser muy especiales en sus gustos en relación al
alimento por lo que es útil presentarle variedades de sabores y texturas, de
este modo es mas fácil que no rechace los cambios cuando sea adulto.
A los seis meses alcanzan el peso de adulto
aunque todavía siguen siendo muy activos y tienen unas necesidades energéticas
de casi el doble que un adulto.
Llegan a estabilizarse en las necesidades
y en la alimentación como adultos al año de edad.
¡Nos vemos!
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